Desde hace ya varios años son muchas las voces que vienen denunciando los evidentes casos de corrupción, favoritismo, opacidad, enchufismo y otras ilegalidades en la sociedad pública de radiotelevisión asturiana, la RTPA. Después de muchas denuncias a los medios y ante las causas judiciales abiertas como la del Caso Riopedre algunos directivos como el director del ente RTPA José Ramón Pérez Ornia decidieron abandonar el barco radiotelevisivo ante los nuevos tiempos fiscalizadores. Son por ello muchas las voces que piden al nuevo gobierno asturiano que destituya sin más demora al actual director de la RTPA el socialista madrileño Juan José Guerenabarrena. Las denuncias sobre la RTPA fueron continuas en estos años y como ejemplo basta ver las opiniones vertidas en medios como elcomentario.tv que reproducimos a continuación:
"El señor José Luis García-Bericúa y otros cuantos palmeros de la etapa de Areces deberían explicar al personal que es lo que han estado apoyando durante estos años. Como puede ser que no hayan dicho ni pío mientras Zebra, Mediapro y Plural, entre otros, hacían que se evaporaran la mayoría de los 150 millones de euros invertidos en el invento hasta la fecha.
Toda Asturias sabe que esta tele ha sido un mamoneo constante desde su inicio. Su desprestigio se lo ha ganado ella solita gracias a un equipo directivo compuesto por vividores, unos procedimientos de contratación de locos y un Consejo de Administración sumiso hasta el ridículo al poder Arecista. PP incluido.
Tampoco ha destacado, durante estos años, por su valentía la actitud de unos sindicatos, que sabiendo de sobra lo que estaba pasando, no movieron un dedo a pesar de saber perfectamente que cuatro amigos se lo estaban llevando crudo año tras año. No se vio mucho movimiento solidario cuando, tras el cierre de las locales, se quedaron en la calle un montón de trabajadores. Estos, que acumulan hoy varios años de paro o exilio, habrían agradecido entonces que sus compañeros de la tele o de las productoras tocadas por el divino dedo de Ornia hubieran dicho algo.
Nadie debería quedarse en la calle, ni los que antes lo hicieron ni los que ahora podrían sufrir las consecuencias de esta desastrosa gestión, porque si las cosas se hubieran hecho de otra manera con la oposición cumpliendo su labor, otro gallo cantaría ahora sin duda. Lo que no puede pensar nadie es que ,tal como han dejado el solar las hordas de Areces, iba a seguir la fiesta como si la famosa crisis no fuera con nosotros. Con problemas para financiar servicios básicos como la sanidad o la educación y con los alemanes obligando al Gobierno de Madrid a recortar la sangría de las autonomías está claro que las cosas no pueden seguir así. Existen prioridades entre las que no están las poltronas de Juan José Guerenabarrena y sus secuaces ni las cuentas de resultados de los propietarios de Zebra, Mediapro etc
Este cuento, el de la tele, es como el del Rey al que todos veían desnudo pero nadie se atrevía a decirle la cruda realidad. Era mejor alabar la finura de la tela y su hermoso diseño que espetarle a la cara que estaba en pelotas.
Pues bien, como todos los cuentos, este también tiene fin y como a menudo sucede su objetivo es transmitir un mensaje moralizante.
Los propietarios de las grandes productoras que durante años han hecho caja van a largarse por donde vinieron, los admiradores de la tela invisible se quedarán, con dos palmos de narices, viendo como se van de rositas y a Guerenabarrena y Cia no los va a mover de la silla ni el tato hasta que terminen de chupar el último de los euros que quede.
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