L'alcalde d'Astúrica Augusta (hoi Astorga) Juan José Alonso Perandones llamó mentirosa a la conseyera asturiana de cultura por dicir que Xixón yera la "tiesta" de la ruta viaria romana de la Plata. La Vía de la Plata (que non Ruta), exe de comunicación que xuntaba Astúrica con Mérida ye agora un motivu de polémica. La causa, les declaraciones de la conseyera de Cultura, Comunicación y Turismu, Mercedes Álvarez, na ciudá de Lleón, onde afirmó el llunes que «Gijón-Xixón es el principio de la Vía de la Plata, uno de los grandes caminos históricos». El efecto, una airada protesta del alcalde de Astorga, Juan José Alonso Perandones, quien llama «mentirosa» a la consejera asturiana por «atribuirse el nombre de esta calzada bimilenaria e intentar llevar una promoción con su nombre», lo que para él «daña el desarrollo de este camino esencial».
Para el alcalde de Astorga, que asimismo preside la Asociación de Pueblos de la Vía de la Plata «Asturias no cuenta con un camino histórico denominado Vía de la Plata», motivo por el cual no admite las declaraciones de Mercedes Álvarez realizadas anteayer en León, en el contexto de un encuentro al que asistieron también los presidentes de Asturias, Cantabria y Castilla y León.
«Mérida y Astorga son las cabeceras de la Vía de la Plata», insiste Alonso Perandones, añadiendo que «las dos ciudades cuentan con el patrimonio romano más importante del oeste peninsular y entre ellas se hallan ciudades y pueblos con un patrimonio excepcional».
«Xixón -advierte también el alcalde de Astorga- no es cabecera de esta Vía de la Plata porque ni el patrimonio, ni la documentación histórica avalan tal mentira». Insiste en que la postura asturiana «dificulta el desarrollo turístico de nuestros pueblos, supone un desprestigio internacional y está ocasionando un derroche de medios económicos de carácter público, sin apenas beneficio». Sostiene Alonso Perandones que «la N-630 es una carretera de poco más de cien años y no se puede identificar la calzada con una carretera reciente». Dicho ésto recordó la ausencia de miliarios en Asturias (indicadores de caminos y de propaganda romana), para sostener su teoría. Una teoría que no atendió hasta ahora ninguno de los gobiernos de las comunidades que participan de la Ruta y que llevan décadas promocionándola, de Gijón a Sevilla, como una imagen de marca turística o para beneficiar los intereses publicitarios de una empresa de transportes.