jueves, 29 de octubre de 2009

Caos nel PP: Álvarez Cascos denuncia a Pilar F. Pardo por tirar archivos del partíu a la basura

En el PP ya no queda vivo ni el mito de que los días malos son los lunes. Una sucesión de noticias, comunicados, imágenes y declaraciones convirtieron el jueves 29 de octubre en una de las jornadas más complicadas para Mariano Rajoy desde que es presidente del PP. Y batir ese récord, con las turbulencias que ha sufrido desde que perdió las elecciones en 2008, no era sencillo.
Rajoy anuncia "respuestas" en el Comité Ejecutivo del martes. La dirección pidió en un comunicado que nadie hable, pero fue inútil La sensación de caos absoluto dominaba a la mayoría de los dirigentes al final de una jornada agotadora. Y todos los cabos sueltos que Rajoy ha ido dejando en las últimas semanas se juntaron para enmarañarse. Todo empezó con una frase de Ricardo Costa, al que su jefe, Francisco Camps, no se atrevió nunca a destituir formalmente en un Comité Ejecutivo, como exigen los estatutos.
Costa lleva tres semanas esperando a que alguien en Génova le llame a declarar. Él dijo que suspendería sus funciones cuando le abrieran una investigación, pero nadie lo ha hecho. Así que, tal y como dice el acta firmada por su teórico sucesor, se considera secretario general.
Por eso, en un claro reto a la número dos del PP, Dolores de Cospedal, que este mismo lunes insistía en que él ya no es secretario general, Costa señaló en las Cortes autonómicas valencianas: "Creo que, como militante y como secretario general, es importante que la dirección nacional ratifique la gestión del partido en estos años, ratifique mi gestión como secretario general y también ponga en valor mi honradez".
Cospedal no se lo pensó dos veces y quiso demostrar una autoridad que muchos le cuestionan internamente. Un par de horas antes, en Telemadrid, el diputado Manuel Pizarro había dudado de ella. La secretaria general ordenó al presidente del Comité de Garantías, Alfonso Fernández Mañueco, que le cortara la cabeza a Costa sin contemplaciones. Y sin llamarle.
El que fuera hasta hace nada la mano derecha de Camps se enteró a través de la prensa de que había sido suspendido cautelarmente de militancia. ¿El motivo? Oficialmente se desconoce, porque el comunicado no lo explica, aunque es evidente que Cospedal entendió que no podía ser desautorizada por Costa y dio un golpe en la mesa. Además había corrido la idea en los últimos días de que Camps pretendía recuperar a su mano derecha y ofrecerle un puesto de consejero.
Mientras Cospedal echaba a Costa desde Madrid, Camps le abrazaba en las Cortes y después decía de él que es "un dirigente excepcional". Y mientras Génova liquidaba a Costa sin contemplaciones, los aguirristas contemplaban con gran enfado cómo Manuel Cobo era citado para el próximo miércoles, lo que puede retrasar la solución al conflicto de Caja Madrid, pendiente de la posible sanción al vicealcalde.
El comunicado oficial de suspensión de Costa denotaba la enorme tensión y el desconcierto de la dirección nacional ante una situación descontrolada que la mayoría del partido interpreta como una falta de autoridad: "El Comité recuerda a todos los militantes su obligación de abstenerse y de hacer manifestaciones o declaraciones que puedan perjudicar la imagen o disciplina interna del Partido y advierte que, de producirse, aplicará los Estatutos del mismo". Esto es, se sancionará a cualquiera que diga algo estridente.
Fue inútil. Poco después de que se hiciera público este comunicado, el ex presidente José María Aznar, nada menos que presidente de honor del partido, lanzaba un durísimo ataque indirecto a su sucesor. Cuando le preguntaron en un coloquio cómo ejercer el liderazgo, sentenció: "Un líder, no varios; un partido, no varios; un proyecto, no varios. La conjunción de estas tres cosas a mí me dio resultado", dijo.
Aznar también dijo que las cajas de ahorro deberían ser privatizadas, y dio lecciones sobre cómo afrontar la corrupción, obviando que la mayoría de los implicados en el caso Gürtel tienen relación con su época de presidente, hasta el punto de que el principal imputado, Francisco Correa, fue testigo en la boda de su hija. "Si los dirigentes políticos no reaccionan, habrá un momento, dentro de muy poco, en que no podrán salir a la calle. La vida política tiene que estar dirigida por políticos responsables".
Pero no sólo el ex presidente le complicó la jornada a Rajoy. Un teórico apoyo como Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, amenazó con dejar la política ante la situación de deterioro que vive su partido.
También entró en tromba en Telemadrid Manuel Pizarro, fichaje estrella de Rajoy en las elecciones de 2008. Primero sentenció que Rodrigo Rato sería "un buen presidente de Caja Madrid y un buen presidente del Gobierno", dejando así en evidencia a Rajoy, y después remató al hablar de la crisis en su partido: "El ganado tiene que tener un pastor por delante y un perro guardián. El líder tiene que ir delante, llevar un secretario general que ponga orden y un motor muy claro que son los principios, los valores e ideas con los que intentas imantar a la sociedad. Cuando no se hace esto el ganado se desparrama".
Rajoy reventó por la noche, harto del caos en el que se había convertido su partido. En un mitin en Cartagena (Murcia) admitió que el PP "tiene un problema con la corrupción del caso Gürtel" y otro con la imagen que está dando por los enfrentamientos. "Sé lo que están pensando los militantes y dirigentes. He convocado un Comité Ejecutivo el martes. Allí tendrán su respuesta. Hablaré del respeto debido a la militancia, del interés general y de la lealtad. Tengo paciencia, pero Santo Job sólo hay uno en la historia".
La interpretación más extendida anoche era que Rajoy tratará de resolver los problemas internos antes del martes, sin medidas drásticas, y ofrecer allí un discurso duro para tratar de cerrar la página de la división y empezar a hablar.

La RTPA falsificó les cuentes pa ocultar les pérdides


La Sindicatura de Cuentas señala en su informe definitivo de fiscalización del ente público de comunicación del Principado, que engloba a la TPA y a la RPA (televisión y radio del Principado, RTPA), que ambas sociedad «sobrevaloraron» su cuenta de resultados a través de varios desarrollos contables. Uno de estos desarrollos consistió en contabilizar el dinero aportado por el Principado como ingreso y no como compensación de pérdidas.La fiscalización del ente se centra en el año 2006, el primero en que la RTPA comenzó sus emisiones, aunque la sociedad ya tuvo actividad en 2005. La mayor partida que la Sindicatura de Cuentas considera que debería haberse contabilizado de otra forma corresponde a la TPA. Ésta se centra en 13,953 millones de euros de subvención del Principado destinada a financiar los gastos corrientes, que se registraron como «ingresos de explotación». Los síndicos entienden que este dinero debería «haberse registrado como aportaciones de socio para compensación de pérdidas en el neto del balance, lo que supone que tanto los ingresos de la sociedad como el resultado del ejercicio se encuentran sobrevalorados en dicho importe».Esta situación se repite, según la fiscalización de la Sindicatura, en otros epígrafes, como el de «inmovilizado inmaterial», con cantidades de 9.468, 25.545 y 153.090 euros. En el caso de la RPA la cantidad asciende a 136.997 euros. En total, la cantidad correspondiente a la TPA y RPA ascendería a más de 14,2 millones de euros.Así, la cuenta de pérdidas y ganancias de la TPA refleja un resultado positivo en 2006 de casi 66.000 euros. Los ingresos de la televisión pública superaron los 14,5 millones, de los que más de 13,9 fueron subvenciones oficiales. Esto constituye el 96 por ciento de los ingresos de la TPA en 2006. En el caso de la radio pública sucede algo parecido. Sus ganancias fueron de 703 euros. Los gastos superaron los 142.000 euros y los ingresos los 143.000 euros. La subvención del Principado, de casi 137.000 euros, supuso el 96 por ciento de los ingresos de la radio.En cuanto al análisis realizado sobre las fórmulas de contratación de la TPA, la Sindicatura ha detectado «deficiencias en la fase de preparación de varios expedientes de contratación analizados». Las deficiencias consisten, según la Sindicatura, en «la no exigencia a las empresas adjudicatarias de documento alguno que acreditara la solvencia económica y financiera», además de su «capacidad técnica o profesional para ejecutar los contratos formalizados». También se subraya que no se exigiese a las adjudicatarias «estar al corriente de sus obligaciones tributarias y para con la Seguridad Social».En otros casos, algunos contratos se adjudicaron sin que la TPA tuviera en cuenta «los principios de publicidad y concurrencia». Por otro lado, la Sindicatura hace constar en su informe que admitió las alegaciones del ente público a pesar de que llegaron fuera de plazo tras pedir una prórroga para su presentación.


Las cuentas falsificadas de la RTPA:


En el primer año de emisión (2006) la TPA ganó según sus números casi 60.000 euros. El 96 por ciento de sus ingresos, más de 13,9 millones, fueron subvenciones públicas. Balances sobrevaloradosLa Sindicatura señala en su informe que los resultados de la TPA y la RPA están sobrevalorados debido a la consignación de la aportación del Principado como ingreso y no como «aportaciones de socio para compensación de pérdidas.


Corrupción en los contratos de la RTPA:


El informe de los síndicos también refleja que la TPA no observó los principios de publicidad y concurrencia en varios contratos.