En el mundo solamente hay 3 húmeros completos tan antiguos como el de Sidrón, que además se encuentra en muy buen estado de conservación. En la Península Ibérica, el maxilar más completo de una fase evolutiva humana que existe es el de Sidrón. La rápida desaparición de los homínidos europeos (hace 25.000-27.000 años) tras la irrupción de los Homo sapiens en Europa, hace suponer que el principal motivo para la extinción fuera la competencia con dichos Homo sapiens procedentes de África. Esta competencia los relegaría a zonas periféricas del continente, las zonas más pobres, hasta lograr su extinción.
Parece ser que su nombre deriva de la cercana casa de Sidrón, denominada así por la corpulencia de su dueño, Isidro. Fue usada como refugio durante la Guerra Civil y la Posguerra. Esta cavidad caliza posee varias entradas y fue excavada en un conglomerado (roca sedimentaria detrítica formada por cantos rodados cementados) por un río subterráneo procedente de la laguna que inunda siempre o cíclicamente la cubeta en la que se halla.
CARACTERÍSTICAS DEL HOMBRE DE SIDRÓN
El Hombre de Sidrón es una especie del género Homo de naturaleza europea (a diferencia del Homo sapiens, que se originó en África). Este homínido, descendiente del Homo heidelbergensis, habitó Europa y partes de Asia occidental desde hace 230 mil hasta 29 mil años atrás, durante el Paleolítico medio. Vivió la última glaciación (Würm) y parece que estaba bien adaptado al frío extremo.
Sus características definidoras, a partir de los huesos fósiles descubiertos hasta ahora son:
- Esqueleto robusto, como indican sus huesos fuertes (con un canal medular pequeño y una pared ósea gruesa) y sus articulaciones robustas.
- Fuerte musculatura como se deduce de las prominentes y robustas crestas óseas de inserción muscular.
- Extremidades donde el zeugópodo (cúbito, radio, tibia, peroné) tiene una mayor proporción relativa que el estilópodo (húmero, fémur).
- Pulgar distinto al del hombre moderno, porque la falange proximal es más corta que la distal.
- Arcos superciliares muy marcados (como en el Homo erectus).
- Frente baja e inclinada hacia atrás, lo que implica unos lóbulos frontales pequeños (lugar que interviene en la memoria, la inteligencia y el conocimiento) y, por lo tanto, unas capacidades intelectuales reducidas.
- Abertura nasal muy ancha (similar a la de las razas negroides, excepto en que no es aplanada, o a la de las poblaciones del Ártico).
- Pómulos tirados hacia atrás, lo que provoca una cara proyectada hacia delante.
- Carece de la fosa canina que posee el Homo sapiens.
- Cabeza plana y aplastada.
- Moño en la región occipital (como el Pithecantropus).
El ecosistema antrópico es mucho más complejo que el de cualquier otro ser vivo ya que se superpone lo ecológico con lo sociocultural. Por ejemplo, el canibalismo es algo probado en diferentes yacimientos neandertales, puesto que los restos óseos presentan marcas de corte realizadas con herramientas de piedra, y están muy bien conservados por haber sido eliminada de sus huesos toda la carne. Pero se cree que no era un canibalismo antropofágico sino ritual, ya que al parecer la carne era removida de los huesos para ser enterrados, y no para ser comida. Bajo un microscopio, se nota la diferencia de los cortes realizados en animales de caza para ser comidos, y de los que se practican en huesos de los miembros fallecidos del grupo. Sin embargo, en el caso de la cueva de Sidrón se cree que podría ser un canibalismo con fines alimenticios, debido a hambrunas y a las peculiaridades del territorio asturiano. Así, en los dientes de esos individuos se pueden ver períodos de hambruna, y varios huesos presentan marcas (señales de los dientes y de instrumentos oortantes), indicando que la carne fue cortada con fines alimenticios y no rituales, o están triturados como para quitarles el tuétano. Por lo tanto, el hombre del Sidrón comía carne humana procedente de sus muertos.
Eran cazadores-recolectores que vivían en grupos familiares organizados de 10-15 individuos, que se movían nómadamente por el territorio. Cazaban en grupo caballos, jabalíes, rinocerontes lanudos, etc. Pero no vivían dentro de la cueva, por la ausencia de luz, sino a la entrada de la misma.
La escasa presencia de alimentos vegetales en los dientes hace pensar que eran poco vegetarianos y sí muy carnívoros. Esto se ve confirmado por la periodontitis que padecían, una enfermedad dentaria asociada al sarro y frecuente en los animales que se alimentan de mucha carne.
Con el estudio de los dientes también se ha podido deducir que eran diestros, pues así lo indican las estrías que poseen en ellos, ocasionadas por un instrumento lítico, quizás al cortar la carne que sujetaban con los mismos dientes.
Sabemos que el lenguaje simbólico no lo tiene ningún otro animal, pero ¿hablaba el Hombre de Sidrón? Ésa es una información que se puede deducir en base a la forma del cráneo y por las características del hueso hioides y de la estructura del oído.
Para hablar se necesita un oído (un caracol que capte la frecuencia de sonidos que emitimos al hablar) y un aparato fonador (para emitir los sonidos): pulmones que suelten aire, laringe con cuerdas vocales, músculos torácicos para mover los pulmones, faringe que actúe de cámara resonadora y moduladora de la voz, dientes, labios, punta de la lengua,… Se sabe por los fósiles que había ciertas estructuras óseas que podrían permitir el lenguaje, pero no se tiene su cerebro, es decir, el sistema informático que interpreta esto, por lo que se desconoce si poseía un área del lenguaje, ya que el área frontal estaba poco desarrollada. Como mucho, se puede deducir, pero no afirmar, que se servía del lenguaje para relacionarse con otros individuos con los que planeaba y organizaba la caza, pues ello requiere poder expresar imágenes intemporales, es decir, transmitir mensajes. Pero, aunque tuviese la capacidad del habla, ésta no sería como la nuestra, pues su gran mandíbula lo dificultaría.
El estilo de herramientas líticas utilizadas en el Paleolítico Medio por los Neandertales y, por lo tanto, por el Hombre de Sidrón, es de la cultura Musteriense, así llamada por haber sido encontradas por primera vez en el yacimiento arqueológico Le Moustier. Dichos útiles no parecen haber sido reutilizados, de lo que se deduce su fabricación in situ. Entre ellos se encuentran huesos con rotura intencionada para formar “cuchillos” “lascas” y “punzones”.
SALUD Y ENFERMEDAD
En general la salud del Hombre de Sidrón parece buena: ausencia de caries, de raquitismo, de artropatías, de señales de traumatismos y de enfermedades infectocontagiosas.
No obstante se han identificado las siguientes patologías:
- Un individuo tenía un absceso en una mandíbula y un canino de leche que no había cambiado aunque tenía 24 años, y el canino definitivo había emigrado hacia la zona de los molares.
- Osteoclastoma (tumor) en una tibia.
- Estrés postural y ocupacional (deducido de los resultados del estudio sobre las extremidades escapulares y pélvicas y del aplastamiento en las falanges de los dedos). Algo le obligaba a este Neandertal a permanecer en cuclillas mucho tiempo: la posición de la molienda, la limpieza y alisado de pieles,… Además, no debemos olvidar que su robustez les permitía realizar trabajos fuertes y potentes como, por ejemplo, transportar pesadas cargas en los brazos, como lo demuestran los estudios en los huesos de los brazos.
- Periodontitis, ya comentada.
DESARROLLO Y CRECIMIENTO
El esmalte dental (las estrías de crecimiento del diente o perykymata: su número y su distancia) revela que los homínidos europeos tenía patrones de crecimiento distintos a los del hombre moderno, es decir, crecía más aprisa, lo cual conduce a pensar que su fisiología también sería distinta. Su esperanza de vida era de unos 30 años (en la cueva de Sidrón se encontró un individuo de 24 y otro de 27) pero debido a ese patrón de crecimiento más acelerado, a esa edad serían ancianos.
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