La nueva estatua al rei Pelayu en Cosgaya
recibe crítiques
Hace casi un año, las autoridades autonómicas de Cantabria le erigieron una estatua a
Don Pelayo en Cosgaya, en un intento por convertir en una realidad de piedra lo que no
es más que una leyenda o afirmación sin ninguna base histórica: situar el lugar de
nacimiento del primer rey de Asturias en esa pequeña localidad llebaniega.
Esa "leyenda", si es que puede llamarse así a una ocurrencia surgida de la
pluma de un periodista del siglo XIX, ha sido recogida, amplificada y vendida
a la ciudadanía como cierta por parte de un importante sector del
provincialismo santanderino hasta hace poco.
De hecho se convirtió, junto con el presunto (y falso) origen en la provincia de
Santander del idioma castellano, en una de las patas en las que se apoya
la idea (y su reflejo político) de que Cantabria es la "raíz de España".
Don Pelayo en Cosgaya, en un intento por convertir en una realidad de piedra lo que no
es más que una leyenda o afirmación sin ninguna base histórica: situar el lugar de
nacimiento del primer rey de Asturias en esa pequeña localidad llebaniega.
Esa "leyenda", si es que puede llamarse así a una ocurrencia surgida de la
pluma de un periodista del siglo XIX, ha sido recogida, amplificada y vendida
a la ciudadanía como cierta por parte de un importante sector del
provincialismo santanderino hasta hace poco.
De hecho se convirtió, junto con el presunto (y falso) origen en la provincia de
Santander del idioma castellano, en una de las patas en las que se apoya
la idea (y su reflejo político) de que Cantabria es la "raíz de España".
Sobre lo que se sabe acerca del origen (el de verdad) de Pelayo también trataremos en
otra ocasión, aunque podemos adelantar aquí que no hay ni un solo indicio, por no hablar
de evidencias, que lo sitúen en Cosgaya; ni siquiera en Liébana: ni una sola de las
fuentes escritas, directas e indirectas, del siglo IX en las que se le menciona apunta
en ese sentido.
otra ocasión, aunque podemos adelantar aquí que no hay ni un solo indicio, por no hablar
de evidencias, que lo sitúen en Cosgaya; ni siquiera en Liébana: ni una sola de las
fuentes escritas, directas e indirectas, del siglo IX en las que se le menciona apunta
en ese sentido.
En la estatua y en el rigor con el que ha sido recreada la imagen de un noble guerrero
peninsular de las primeras décadas del siglo VIII de nuestra era el trabajo no ha sido
muy acertado y tampoco refleja en su indumentaria la realidad de aquella época.
peninsular de las primeras décadas del siglo VIII de nuestra era el trabajo no ha sido
muy acertado y tampoco refleja en su indumentaria la realidad de aquella época.
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