Los primeros pobladores de Las Asturias llegaron de Centroeuropa, aproximadamente del sur de la actual Alemania. Las Asturias y el resto de la Cornisa Cantábrica comparten linaje. Así se desprende de un estudio realizado por el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela recién publicado por la revista estadounidense PLos ONE.
En el estudio, que incluyó más de 350.000 muestras de ADN, colaboraron expertos de las universidades italianas de Perugia y Pavía, en Italia, así como de la universidad israelí de Haifa.
El trabajo demuestra la existencia de una secuencia genómica, bautizada como HV4a1a, “que se centra casi exclusivamente entre los habitantes de la región franco cantábrica”. No obstante su foco original se localiza en el área de influencia vasca, que se reparte en la actualidad por regiones como Euskadi, Cantabria, Navarra, y por la región francesa de Aquitania.
¿Podemos hablar realmente de linaje cantábrico”. Para Antonio Salas, coordinador del trabajo, sí. No obstante este investigador, profesor de Genética Forense en la facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela, matiza su respuesta. “Podemos denominarlo así siempre que entendamos que se ha extendido por la Cornisa Cantábrica, pero con una frecuencia más acusada en el País Vasco”.
Europa Oriental Por lo que se refiere al origen de este linaje, los investigadores lo remontan a los tiempos prehistóricos. “Hace 13.000 años el antepasado primigenio nace en la zona de Europa del Este y desde allí una rama se desplaza hacia el centro de Europa. Finalmente evoluciona a este linaje y se establece en el área vasca hace 6.000 o 5.000 años”, explica Antonio Salas. Con posterioridad a esa fecha la secuencia genómica HV4a1a se extendería también por el área cantábrica, aunque su presencia es mucho menos acusada en regiones como Asturias o Galicia.
Genomas sin fronteras No obstante Antonio Salas quiso subrayar que lo de las referencias al País Vasco hay que entenderlo como un término político. Y ello por una razón. “Los linajes no entienden de población vasca, asturiana o gallega; lo que hay es una continuidad porque los linajes no entienden de fronteras”, explicó a LA VOZ DE ASTURIAS el científico de la Universidad de Santiago de Compostela. Lo que sí descartó Salas es que este estudio haya permitido localizar alguna peculiaridad física concreta y exclusiva de estas poblaciones. “Ni muchísimo menos. No tiene reflejo en la apariencia física de los individuos”, añadió Salas.
A este respecto este investigador añade que ese linaje es una parte “muy pequeña” del genoma, “un vestigio que nos habla de parte de la historia de esa población”.
Otra de las curiosidades de este linaje genético originado en el área vasca, sería su expansión al otro lado del Atlántico. Según Antonio Salas, también ha sido detectado “en las poblaciones de Canadá, en particular entre los acadios , un grupo de población que se establece en América del Norte sobre el año 1700”. Los primeros asentamientos franceses en el territorio conocido como Nueva Francia se remontan a principios del siglo XVII.
A la hora de explicar la presencia allí del linaje HV4a1a, Antonio Salas lo vincula al hecho de que los acadios son originarios del suroeste francés, dentro de la zona de origen de esta secuencia genética. Otros estudios sitúan el origen del dialecto acadio en la zona del Golfo de Vizcaya y la región francesa del Loira. Además se ha constatado que pequeñas ramas del linaje HC4a1a se asentaron primero en las Islas Británicas para desplazarse después hasta los Estados Unidos de América.
Migraciones regionales Una de las conclusiones del estudio impulsado por el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela es la continuidad geográfica y temporal de este linaje cantábrico vinculado a un aislamiento de su población.
“Eso es algo que no solo vemos los genetistas, también otros investigadores como los arqueólogos”, señala Antonio Salas, quien no deja de aludir a las barreras orográficas que aislan a la Cornisa Cantábrica. No obstante, y a la hora de explicar la expansión de esa línea genética a lo largo del Norte peninsular desde el País Vasco a Cantabria y, en menor medida, Asturias y Galicia, Salas mira hacia el Mar Cantábrico. “La explotación de la pesca favoreció los movimientos de población”, indicó el científico gallego, quien calificó al mar como una “autopista”.
Lo cierto es que esas migraciones ya existirían en períodos anteriores. El prehistoriador David Álvarez, director de las excavaciones arqueológicas en la cueva de Coimbre, en Peñamelllera alta, advierte que durante la Prehistoria “hay movimientos constantes” a lo largo del corredor cantábrico, algo que se constata en las similitudes detectadas en el arte rupestre de las cuevas de la zona franco-cantábrica.
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